Lo que ocurre
El polémico noviazgo de Enrique Ponce y Ana Soria oculta más de lo que pensábamos
El torero se lo tenía bien guardado.Si hay una noticia que supo capturar la atención de la prensa rosa, y la sociedad española en general, no nos engañemos, ha sido el noviazgo de Enrique Ponce y Ana Soria.
A la par de Paloma Cuevas a lo largo de dos décadas, el diestro y la exmodelo conformaban lo que parecía ser un matrimonio de lo más sólido, como los de antaño.

Sin embargo, hubo un punto de quiebre en que el espada dijo basta y cambió de rumbo. Su corazón lo pasaba a ocupar ahora una joven de 22 años, quien poco a poco conocimos.
Hoy más comprometido que nunca con su decisión, nuevo piso y perro adoptado incluidos, el torero parece más que feliz junto a su nueva ilusión. Pero hay más que decir sobre esto.

Lo del toreador hace tiempo ha dejado de ser un capricho de la mediana edad, como se especuló. Se ocultaba detrás una necesidad por parte de Ponce de patear el tablero.
Comprometido como nunca con este noviazgo, parecería ser hora de levantar el mito que aún circula de que el famoso todavía desea volver con Paloma Cuevas, como se especuló.

En los últimos días, ella se ha encargado de desmentir que su puerta sigue abierta para el valenciano. Y Enrique, por su parte, da cada vez más pasos en dirección a su nueva vida.
Lo que se oculta detrás de todo parece ser nada más y nada menos que un flechazo que, ante todo pronóstico, sería duradero. El chivano ya no puede disimularlo: hace mucho que no sonreía como hoy lo vemos hacer.